Por primera vez, los investigadores podrían estar más cerca de encontrar maneras que prevengan o al menos limiten los efectos devastadores de la diabetes tipo 1, según una nota publicada por The Wall Street Journal.
Al usar nuevos tratamientos, incluyendo medicamentos que normalmente se administran a pacientes de trasplantes de órganos, los médicos esperan contener el progreso de la enfermedad, en la cual el propio sistema inmunológico del organismo destruye su capacidad para producir insulina. Esto puede producir complicaciones graves y potencialmente mortales. Si se demuestra su eficacia, las nuevas terapias podrían ofrecer uno de los primeros avances importantes en el tratamiento de esta enfermedad desde que saliera por primera vez la insulina inyectable en 1922, dicen los investigadores.
La diabetes tipo 1 es muy distinta de la diabetes tipo 2, más frecuente y que, a menudo, se asocia a la obesidad.
La gente con diabetes tipo 2 no puede utilizar la insulina que producen ellos mismos, o no pueden producir la suficiente. La insulina es una hormona necesaria para convertir los alimentos en energía, y sin ella, los niveles de azúcar en la sangre se disparan.
Mientras que la diabetes tipo 2 puede contenerse con frecuencia mediante la dieta y el ejercicio, hay muy poco que los endocrinólogos han podido hacer para frenar el avance de la diabetes tipo 1. El sistema inmunológico de los diabéticos tipo 1 gradualmente mata las células que producen insulina en el páncreas, dejando a los pacientes mucho más vulnerables a sufrir complicaciones. La enfermedad es mortal sin las inyecciones de insulina artificial.
Los médicos han ensayado los medicamentos inmunodepresores para detener la diabetes tipo 1, pero los tratamientos eran demasiado tóxicos para los pacientes que los usan durante mucho tiempo. El desarrollo de medicamentos menos perjudiciales ha llevado a los inmunólogos y endocrinólogos a intentar de nuevo tratamientos que afecten el sistema inmunológico. Los investigadores creen que administrar estas terapias en una fase temprana, antes de que el sistema pueda detener la producción de insulina, podría impedir la enfermedad en la gente que corre riesgo, como aquellos con un historial familiar. Es probable que los pacientes con la enfermedad desarrollada no se curen, pero podrán mejorar su capacidad para regular su nivel de azúcar en la sangre y reducir así el riesgo de complicaciones.
"Estamos hablando de cambiar el curso fundamental de esta enfermedad", dice Kevan Herold, profesor de medicina clínica en la Universidad de Columbia, quien lidera parte de esta investigación. Varios centros para la diabetes en Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda están participando en ensayos clínicos.
Al usar nuevos tratamientos, incluyendo medicamentos que normalmente se administran a pacientes de trasplantes de órganos, los médicos esperan contener el progreso de la enfermedad, en la cual el propio sistema inmunológico del organismo destruye su capacidad para producir insulina. Esto puede producir complicaciones graves y potencialmente mortales. Si se demuestra su eficacia, las nuevas terapias podrían ofrecer uno de los primeros avances importantes en el tratamiento de esta enfermedad desde que saliera por primera vez la insulina inyectable en 1922, dicen los investigadores.
La diabetes tipo 1 es muy distinta de la diabetes tipo 2, más frecuente y que, a menudo, se asocia a la obesidad.
La gente con diabetes tipo 2 no puede utilizar la insulina que producen ellos mismos, o no pueden producir la suficiente. La insulina es una hormona necesaria para convertir los alimentos en energía, y sin ella, los niveles de azúcar en la sangre se disparan.
Mientras que la diabetes tipo 2 puede contenerse con frecuencia mediante la dieta y el ejercicio, hay muy poco que los endocrinólogos han podido hacer para frenar el avance de la diabetes tipo 1. El sistema inmunológico de los diabéticos tipo 1 gradualmente mata las células que producen insulina en el páncreas, dejando a los pacientes mucho más vulnerables a sufrir complicaciones. La enfermedad es mortal sin las inyecciones de insulina artificial.
Los médicos han ensayado los medicamentos inmunodepresores para detener la diabetes tipo 1, pero los tratamientos eran demasiado tóxicos para los pacientes que los usan durante mucho tiempo. El desarrollo de medicamentos menos perjudiciales ha llevado a los inmunólogos y endocrinólogos a intentar de nuevo tratamientos que afecten el sistema inmunológico. Los investigadores creen que administrar estas terapias en una fase temprana, antes de que el sistema pueda detener la producción de insulina, podría impedir la enfermedad en la gente que corre riesgo, como aquellos con un historial familiar. Es probable que los pacientes con la enfermedad desarrollada no se curen, pero podrán mejorar su capacidad para regular su nivel de azúcar en la sangre y reducir así el riesgo de complicaciones.
"Estamos hablando de cambiar el curso fundamental de esta enfermedad", dice Kevan Herold, profesor de medicina clínica en la Universidad de Columbia, quien lidera parte de esta investigación. Varios centros para la diabetes en Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda están participando en ensayos clínicos.
VGC
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