Especialistas españoles averiguaron que un tipo de plástico puede llegar a generar resistencia a la insulina. El estudio fue corraborado en ratones.
Una investigación pionera a nivel mundial por parte de un grupo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández acaba de confirmar que un determinado compuesto que forma parte de los plásticos con los que a diario convivimos puede aumentar el riesgo de sufrir diabetes. El equipo de investigación compuesto por Paloma Alonso-Magdalena, Cristina Ripoll, Esther Fuentes y Ángel Nadal, perteneciente al Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández y cuyos laboratorios se encuentran en el campus universitario de Sant Joan, comenzó a trabajar con el compuesto denominado bisfenol A en 1998, pero ha sido en el último año cuando, mediante nuevos ensayos en ratones, se ha podido demostrar los efectos perjudiciales que puede tener en la salud. El bisfenol El bisfenol A es uno de los 50 compuestos más utilizados a nivel mundial en la fabricación de plásticos de uso humano, lo que supone billones de euros para las industrias de fabricación en todo el mundo. Se encuentra en botellas de agua y refrescos, algunos empastes dentales, latas de conservas, biberones de los niños o algunos plásticos que habitualmente se utilizan en el envasado de alimentos. Cuando el bisfenol A es ingerido mezclado con la comida, es nocivo. El bisfenol A se trasforma en su forma nociva cuando los alimentos se calientan en contacto con el plástico. Por ejemplo, cuando calentamos la leche en un biberón de plástico en el microondas, el mencionado compuesto termina por trasladarse a la leche o al alimento, y por tanto, a nuestro organismo mediante su ingesta. Pruebas Los investigadores de la Universidad de Elx así lo defienden tras realizar pruebas en roedores a los que aplicaron determinadas dosis de bisfenol A. Los científicos comprobaron que, entre los primeros 15 y 30 minutos tras su aplicación, las células beta pancreáticas segregaban el doble de insulina, es decir, el compuesto ponía a trabajar artificialmente a estas células. Si esta acción se repetía a lo largo de varios días, finalmente el ratón terminaba por volverse resistente a la insulina, un estadio que se produce antes de la diabetes de tipo 2, enfermedad que ha aumentado considerablemente en los últi
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