Un doctor norteamericano asegura que el uso de la insulina inhalada antes del desayuno sirve para controlar los niveles de glucosa en la sangre.
Aunque es de acción rápida, a la insulina inhalada se le ha visto un ligero efecto prolongado que se traduce en un mejor control de la glucosa en ayunas. Este hecho, constatado por varios estudios, convierten a la nueva insulina en la herramienta ideal para hacer la transición de antidiabéticos orales a insulina en los diabéticos de tipo 2 mal controlados.
La insulina inhalada tiene un gran potencial como forma de inicio de la insulinoterapia en los diabéticos tipo 2. "Podría introducirse antes incluso que la insulina basal pues, aunque su acción es rápida, se le ha observado cierta acción prolongada durante la noche que se traduce en un mejor control de la glucosa en ayunas", ha comentado Julio Rosenstock, investigador del Centro de Diabetes y Endocrinología de Dallas, en Estados Unidos, durante su intervención en el XVIII Congreso de la Sociedad Española de Diabetes, que se celebra estos días en Madrid.
En su opinión, la vía de administración pulmonar salva las barreras y perjuicios inherentes a la inyección subcutánea que llevan a retrasar el inicio de la insulinoterapia en los diabéticos tipo 2. Pero además, este efecto sobre la glucosa en ayunas "la posiciona frente a a frente con la basal en los diabéticos que tienen un aceptable control metabólico con agentes orales". De hecho, un estudio de su grupo, publicado en Annals of Internal Medicine, demostró que la insulina inhalada mejoraba el control de la glucosa en pacientes que recibían agentes orales.
Pacientes con diabetes tipo 2 y una hemoglobina glicosilada ligeramente por encima del recomendado 7 por ciento son los que, en opinión de Rosenstock, serían candidatos a iniciarse en la insulinoterapia con la inhalada.
Pese a este encontrado efecto de la insulina inhalada sobre el sitio de acción de la basal, Rosenstock ha querido recalcar que, en realidad, su acción es complementaria, al ser de absorción muy rápida. "La insulina inhalada genera un pico a la hora de haberse administrado, por lo que está indicada para ser administrada antes de las comidas. Estudios comparativos con la insulina rápida inyectable han demostrado que se absorbe tan rápidamente como ésta, pero que su efecto es más prolongado, lo que la convierte en idónea para el control postprandial de la glucosa", ha señalado Rosenstock.
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