En México existen alrededor de un millón de personas afectadas por glaucoma, una de las principales causas de la ceguera, por lo que es necesario atender de manera oportuna a quienes sufren esta afectación, afirmó Juan Ignacio Babayán Mena, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, en una publicada por Criterios.
Si no se trata a tiempo y de manera adecuada a los pacientes con esta enfermedad, el impacto económico será alto, en virtud de que es un padecimiento que propicia un alto nivel de invalidez.
El especialista señaló que la frecuencia mundial de este mal se calcula de 0.8 a 1.2 por ciento en la población, y es junto con la diabetes, una de las principales enfermedades causantes de ceguera, precisó.
Es un conjunto de trastornos caracterizado por la pérdida celular de la retina que transmite la imagen al cerebro. Puede ser causada por múltiples factores, pero lo más frecuente es que se presente asociado con un aumento de la presión del ojo, lo cual produce la muerte de las células ganglionares de esa membrana y, con ello, el menoscabo de parte de la visión, explicó.
Con ningún tratamiento hay recuperación total, advirtió. Si no se detecta a tiempo, diagnosticado es progresivo. El costo del control es elevado y en ocasiones el paciente necesita de hasta cuatro medicamentos para mantener presiones cercanas a lo normal, lo cual genera una carga económica de 900 pesos mensuales. Inicialmente las personas ven mermado el campo periférico, pero en etapas avanzadas afecta la parte central. Específicamente, refirió, en sujetos de edad avanzada es frecuente que no se eleve la presión y se produzca pérdida de diferentes ángulos, mientras en adultos jóvenes sí se manifiesta con frecuencia un aumento en dicho indicador.
Aunque se ha demostrado que no siempre el incremento de opresión provoca la disminución, mientras más alta sea hay mayores probabilidades de que aparezca el glaucoma, acotó.
Existen diferentes tipos, pero básicamente están clasificados en primarios y secundarios, además del congénito y de la infancia, mencionó. El primario de ángulo abierto se presenta con más frecuencia en todos los países; éste y el de ángulo cerrado surgen por lo regular después de los 40 años; mientras que el congénito, obviamente, en los primeros periodos de la vida.
Respecto al género, puntualizó, el de ángulo abierto toca por igual a hombres y mujeres, mientras el cerrado es más frecuente en el sexo femenino. Además de estar más propensos los individuos con más de cuatro décadas, también cuentan otros factores como el hereditario.
La presión arterial no es paralela a la ocular, pero se sabe que cuando ambas son elevadas es más probable que se dañe el nervio óptico y que el paciente pierda visión, aclaró. Asimismo, aún está en discusión si la diabetes puede ser un elemento de riesgo importante para precipitar el desarrollo de alteraciones glaucomatosas.
No obstante, enfatizó, este padecimiento puede producir otro tipo de glaucoma que se llama neovascular, el cual es devastador, porque cuando se presenta la visión se ve irremediablemente comprometida. Otros agentes son las afecciones con cambios de circulación capilar, como es el caso de procesos cardiovasculares e hipotensión arterial.
Las cataratas descuidadas, cuando aumentan en volumen, también pueden desencadenarlo; así como traumatismos y alteraciones metabólicas. Además, observó, se ha visto que el uso de cortisonas y esteroides en gotas, vendidos indiscriminadamente en las farmacias para tratar conjuntivitis o enrojecimientos, pueden originar en 30 por ciento de las personas incremento en la presión ocular.
Destacó que el glaucoma de ángulo abierto no tiene sintomatología, es silencioso y el paciente no se da cuenta de éste hasta que tiene ya un daño avanzado; en este caso la pérdida puede llevar años de evolución. El de ángulo cerrado tiene un componente agudo y en ese caso se produce dolor, visión borrosa, enrojecimiento ocular, sobreviene catarata y se pierde la mirada en unos cuantos días.
El diagnóstico se hace dentro de la secuencia lógica de la exploración de un paciente. Primero se ve el fondo del ojo, posteriormente se toma su presión; luego se hace la observación de la cámara posterior de este órgano y finalmente se revisa el campo visual, subrayó.
En cuanto al tratamiento, expuso, el glaucoma primario de ángulo abierto requiere medicamento y se controla. La meta es bajar la presión lo suficiente para que ya no haya deterioro. Cuando se suspende porque ya no se puede o se tiene sensibilidad farmacológica, hay alternativas como el láser o la cirugía.
No se recurre a intervención de primera intención porque aún con los métodos modernos no se tienen resultados satisfactorios, pues en más de 60 por ciento de los casos a los cinco años el paciente necesita otra operación o requerirá de nueva atención, detalló.
Respecto al glaucoma de ángulo cerrado debe ser tratado desde el principio con cirugía. “Si se está ante un ataque agudo, dentro de las primeras 72 horas se puede recurrir al láser”, que consiste en corregir el iris.
Por último, en el tratamiento y control del glaucoma lo importante es que el paciente no deje de administrarse sus gotas, ni deje de acudir a los centros para atenderse, porque estará bajo supervisión médica toda su vida, concluyó.
El especialista señaló que la frecuencia mundial de este mal se calcula de 0.8 a 1.2 por ciento en la población, y es junto con la diabetes, una de las principales enfermedades causantes de ceguera, precisó.
Es un conjunto de trastornos caracterizado por la pérdida celular de la retina que transmite la imagen al cerebro. Puede ser causada por múltiples factores, pero lo más frecuente es que se presente asociado con un aumento de la presión del ojo, lo cual produce la muerte de las células ganglionares de esa membrana y, con ello, el menoscabo de parte de la visión, explicó.
Con ningún tratamiento hay recuperación total, advirtió. Si no se detecta a tiempo, diagnosticado es progresivo. El costo del control es elevado y en ocasiones el paciente necesita de hasta cuatro medicamentos para mantener presiones cercanas a lo normal, lo cual genera una carga económica de 900 pesos mensuales. Inicialmente las personas ven mermado el campo periférico, pero en etapas avanzadas afecta la parte central. Específicamente, refirió, en sujetos de edad avanzada es frecuente que no se eleve la presión y se produzca pérdida de diferentes ángulos, mientras en adultos jóvenes sí se manifiesta con frecuencia un aumento en dicho indicador.
Aunque se ha demostrado que no siempre el incremento de opresión provoca la disminución, mientras más alta sea hay mayores probabilidades de que aparezca el glaucoma, acotó.
Existen diferentes tipos, pero básicamente están clasificados en primarios y secundarios, además del congénito y de la infancia, mencionó. El primario de ángulo abierto se presenta con más frecuencia en todos los países; éste y el de ángulo cerrado surgen por lo regular después de los 40 años; mientras que el congénito, obviamente, en los primeros periodos de la vida.
Respecto al género, puntualizó, el de ángulo abierto toca por igual a hombres y mujeres, mientras el cerrado es más frecuente en el sexo femenino. Además de estar más propensos los individuos con más de cuatro décadas, también cuentan otros factores como el hereditario.
La presión arterial no es paralela a la ocular, pero se sabe que cuando ambas son elevadas es más probable que se dañe el nervio óptico y que el paciente pierda visión, aclaró. Asimismo, aún está en discusión si la diabetes puede ser un elemento de riesgo importante para precipitar el desarrollo de alteraciones glaucomatosas.
No obstante, enfatizó, este padecimiento puede producir otro tipo de glaucoma que se llama neovascular, el cual es devastador, porque cuando se presenta la visión se ve irremediablemente comprometida. Otros agentes son las afecciones con cambios de circulación capilar, como es el caso de procesos cardiovasculares e hipotensión arterial.
Las cataratas descuidadas, cuando aumentan en volumen, también pueden desencadenarlo; así como traumatismos y alteraciones metabólicas. Además, observó, se ha visto que el uso de cortisonas y esteroides en gotas, vendidos indiscriminadamente en las farmacias para tratar conjuntivitis o enrojecimientos, pueden originar en 30 por ciento de las personas incremento en la presión ocular.
Destacó que el glaucoma de ángulo abierto no tiene sintomatología, es silencioso y el paciente no se da cuenta de éste hasta que tiene ya un daño avanzado; en este caso la pérdida puede llevar años de evolución. El de ángulo cerrado tiene un componente agudo y en ese caso se produce dolor, visión borrosa, enrojecimiento ocular, sobreviene catarata y se pierde la mirada en unos cuantos días.
El diagnóstico se hace dentro de la secuencia lógica de la exploración de un paciente. Primero se ve el fondo del ojo, posteriormente se toma su presión; luego se hace la observación de la cámara posterior de este órgano y finalmente se revisa el campo visual, subrayó.
En cuanto al tratamiento, expuso, el glaucoma primario de ángulo abierto requiere medicamento y se controla. La meta es bajar la presión lo suficiente para que ya no haya deterioro. Cuando se suspende porque ya no se puede o se tiene sensibilidad farmacológica, hay alternativas como el láser o la cirugía.
No se recurre a intervención de primera intención porque aún con los métodos modernos no se tienen resultados satisfactorios, pues en más de 60 por ciento de los casos a los cinco años el paciente necesita otra operación o requerirá de nueva atención, detalló.
Respecto al glaucoma de ángulo cerrado debe ser tratado desde el principio con cirugía. “Si se está ante un ataque agudo, dentro de las primeras 72 horas se puede recurrir al láser”, que consiste en corregir el iris.
Por último, en el tratamiento y control del glaucoma lo importante es que el paciente no deje de administrarse sus gotas, ni deje de acudir a los centros para atenderse, porque estará bajo supervisión médica toda su vida, concluyó.
VGC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario