Científicos norteamericanos llevaron a cabo un estudio para comprobar los pros y contras del aceite vegetal procesado, mejor conocido como 'trans'. Estos fueron los resultados.
Seis años de investigación con 51 monos han bastado a los científicos del centro médico de la Universidad Wake Forest para observar que las grasas trans –basadas en aceite vegetal procesado- conllevan un aumento de peso mucho mayor de lo que se pensaba que no se corresponde con la cantidad de calorías ingeridas.
"Nuestro estudio indica que las consecuencias de las grasas trans son peores de lo que creíamos" ha afirmado el doctor Lawrence L. Rudel, profesor de patología y bioquímica. Los resultados del trabajo que ha arrojado esta conclusión se han presentado en la 66 Reunión Científica anual de la Asociación Americana de Diabetes, que se celebra en Washington. "Realmente estamos sorprendidos", reconoce Rudel.
Los investigadores alimentaron a un grupo de 51 monos con la misma cantidad diaria de calorías, pero a unos les dieron una dieta donde predominaban las grasas trans mientras que otros seguían una alimentación a base de grasas monoinsaturadas (como el aceite de oliva). A los seis años comprobaron que el peso de los animales que habían comido más grasas trans había aumentado un 7,2%, frente al 1,8% que habían engordado los otros monos.
Todos estos kilos demás se acumularon en la zona del abdomen, de forma que los monos del grupo 'trans' tenían un 35% más grasa en su abdomen que el resto.
"La cantidad de calorías que dimos a los animales solo eran suficientes para mantener el peso estable, pero no para aumentarlo", explica a elmundo.es la doctora Kylie Kavanagh, una de las autoras del trabajo. El equipo pensaba que "los monos nunca podrían llegar a ser obesos con esa cantidad de comida".
El 8% de las calorías que recibieron procedían de las grasas trans o de las grasas monoinsaturadas. Las grasas trans se encuentran en los aceites vegetales empleados por los restaurantes para cocinar, freír y hornear, en los productos comerciales horneados (donuts, bollos, galletas...), alimentos procesados y fritos o margarinas.
"Con la salvedad de que los seis años en los monos equivalen a 20 años en los humanos, nuestro trabajo confirma que el consumo de grasas trans conlleva un aumento exagerado de peso", argumenta la doctora Kavanagh.
Más riesgo de aterosclerosis y de diabetes
Uno de los objetivos de la investigación era evaluar el papel que juegan las grasas trans en la aterosclerosis y los datos muestran que son "un factor de riesgo importante" para desarrollar aterosclerosis (una patología que se caracteriza por la acumulación de placas en el interior de los vasos sanguíneos).
Asimismo, el aumento de peso provocado por las grasas trans incrementa el riesgo de sufrir diabetes. Como explica Kavanagh "en el mundo de la diabetes todos saben que pesar un 5% más o menos supone una enorme diferencia a la hora de desarrollar y tratar la enfermedad". Esta especialista indica que "los monos alimentados con grasas trans experimentaron cambios en el metabolismo relacionados con la glucosa y la insulina que se corresponden con las fases iniciales de la diabetes".
Este estudio confirma las sospechas de que las grasas trans, incluso cuando se toman en una dieta controlada, conducen a obesidad abdominal y aumentan el riesgo de padecer diabetes y enfermedades del corazón.
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