La obesidad abdominal, que implica tener una cintura mayor de 84 centímetros en la mujer y de 93 en el hombre, aunada a uno de los siguientes factores: triglicéridos elevados, baja cantidad de colesterol bueno (HDL), hipertensión arterial o diabetes, evidencian el Síndrome Metabólico, el cual representa un riesgo inminente para sufrir infarto agudo del miocardio o infarto cerebral, primera y tercera causa de muerte en el mundo. Tal indicó el doctor Eduardo Rico Escobar, coordinador delegacional de salud Pública del IMSS, quien precisó que el infarto cerebral es la causa número uno de discapacidad a nivel mundial. Si hay daño en parte del cerebro y en medio cuerpo no hay movilidad, el afectado no podrá caminar; si pierde la visión de un ojo, disminuirá su capacidad laboral; si se presenta afasia, verá reducida la capacidad de comunicarse mediante el lenguaje, oral y escrito. Es decir, en el mejor de los casos, el afectado mantiene parte de las funciones para llevar a cabo ciertas actividades, pero en el peor termina postrado en cama o en silla de ruedas sin poder moverse por sí mismo. Explicó que el síndrome metabólico “realmente no es una enfermedad, es un conjunto de enfermedades o de fenómenos patológicos”, cuya trascendencia es que al final se van a traducir en enfermedades aeterotrombóticas como los infartos del miocardio y el cerebral, que son los problemas de salud más importantes en México y en el mundo, y que cuestan mucho dinero a los individuos, a la familia, y a la sociedad. Si se pudiera dibujar una línea continua acerca de qué está ocurriendo en ese sentido en la población mexicana, dijo, se apreciaría que este grave problema empieza con la obesidad, la cual progresa al Síndrome Metabólico y termina en infartos. La obesidad, señaló, es el eje fundamental del Síndrome Metabólico y un estado totalmente anormal para el ser humano o cualquier otro tipo organismo viviente; solamente aquellos animales que se encuentran en cautiverio o viviendo con el hombre desarrollan una condición no natural y patológica. De hecho, por el ejemplo, se tiene perfectamente establecida la relación que hay entre obesidad y el desarrollo de ciertos cánceres, como el de mama, pulmón, cérvico-uterino y páncreas. El problema al que nos enfrentamos, precisó el doctor Rico Escobar, es que en general “tenemos una pobre percepción de la obesidad, porque seguimos pensando todavía que es sinónimo de poder económico, de riqueza, de bienestar”, cuando en realidad se debe concebir como una enfermedad, aclaró. Para el desarrollo de obesidad, añadió, se tienen dos condiciones fundamentales: primero, una gran carga genética en la población mexicana muy especifica, que estuvo ahí durante mucho tiempo sin dar problemas pero que el influjo de las modalidades de comida ha modificado su comportamiento, porque ahora más que nunca se consumen alimentos artificiales, llenos de conservadores, de bajo valor biológico y abundantes carbohidratos; y segundo la falta de ejercicio. Precisó que el tiempo entre el diagnostico de obesidad y el desenlace de un infarto es muy variable, porque depende de aspectos de cada persona y su entorno. Para prevenir esa enfermedad es imprescindible modificar estilos de vida, aprender a comer diferente, no menos sino de mejor calidad, evitar el sobrepeso, las adicciones al tabaquismo y al consumo de alcohol, y hacer ejercicio: “Esta en nosotros mismo, en nuestra casa, lograrlo”.
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1 comentario:
I wish not approve on it. I think warm-hearted post. Especially the title-deed attracted me to be familiar with the unscathed story.
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