Desde el campo de la antropología es necesario abrir nuevas líneas de investigación que documenten las causas de la diabetes entre los mexicanos, desde perspectivas distintas a la visión médica, informó Milenio.com.
La investigadora Irma Herrera añadió que el crecimiento en el número de enfermos de diabetes demuestra que la sociedad mexicana posee costumbres y características que favorecen la aparición de este padecimiento.
Herrera participó en el IX Congreso Salud-Enfermedad. De la Prehistoria al Siglo XXI, en el cual presentó la ponencia titulada “El proceso de construcción de la diabetes”, con los avances de su investigación sobre dicho padecimiento, cada vez más frecuente en México.
La investigadora dio a conocer que México ocupa el lugar número siete a nivel mundial en pacientes con este mal, aunque se tiene proyectado que para el 2007 pase a la quinta posición.
Mientras que la diabetes se ha convertido en la principal causa de muerte en el país. Por ello, su trabajo enfoca el problema desde una perspectiva antropológica, para generar diversos aportes que complemente, la atención médica que se le da a este padecimiento.
Algunos de los primeros resultados obtenidos por la investigadora se refieren a la necesidad de reconocer todos los elementos vinculados a la enfermedad, que van desde los físicos hasta los emocionales.
“En años recientes se han dado una serie de cambios sociales que se reflejan en el incremento en el número de pacientes, lo cual nos obliga a reconocer que su origen proviene de diversas causas, algunas de las cuales no se han reconocido como tales”, agregó la fuente.
Herrera señaló que hasta el momento, la estrategia seguida por los servicios de salud pública se han dividido en cuatro etapas: prevención, tratamiento de segundo nivel y el hospitalario de segundo y tercer nivel. Pero el resultado no es alentador.
“La investigación que desarrollo intenta generar diversas miradas que se suman a las de la medicina alópata, la cual considera a la diabetes como un conjunto de enfermedades degenerativas, a partir de lo cual se da el tratamiento correspondiente para el enfermo”, subrayó.
“Ante las circunstancias de crecimiento, la perspectiva histórica se ofrece como una lectura moderna y amplia del origen del padecimiento y su posible tratamiento.
Se trata de hacer una lectura de las causas y el tratamiento que vaya más allá de la perspectiva médica, sin descartar su importancia en la atención de este tipo de casos”, aseveró.
Herrera dijo que desde ese punto de vista, es necesario reconocer la relación entre el devenir histórico y la vida cotidiana de las personas, pues los movimientos sociales, económicos y hasta los culturales definen diversos hábitos en las sociedades que se reflejan en su estado de salud físico.
De este modo, se puede considerar que el cuerpo de una persona es un microcosmos que está en contacto con el macrocosmos; que su vida amorosa y emotiva influye en su salud. Por lo tanto, el cuidado de lo externo tiene qué ver con lo interno; se trata de ver a un ser unificado en cuerpo, mente y espíritu.
A partir de esa idea la investigadora propuso entrar en el universo del diabético para conocer cuáles son las características de su padecimiento y el origen del mismo, puesto que la medicina alópata no ha podido determinar con precisión las causas que la provocan.
“En el estudio y a partir de una serie de entrevistas con personas de la tercera edad en su mayoría, pudimos establecer una serie de patrones que el propio enfermo refirió como detonante de la enfermedad”, adujo.
Comentó que los médicos señalan que el sobre peso, una dieta rica en grasas, colesterol y azúcares, así como el aspecto hereditario, son algunas de las principales causas. Mientras que los pacientes agregan elementos como el enojo y el estrés, que también son aceptados clínicamente.
“Por tanto, si aceptamos que una conducta previa determinada en la que la persona incurrió en esos excesos es el origen de su padecimiento actual, entonces un cambio de vida en sentido opuesto se ofrece como una alternativa de control eficiente.
Hemos documentado casos en los que la persona fallece de manera impresionante en sólo unas semanas o meses, al saber que padece diabetes”, precisó. Herrera señaló que también encontró casos en los que una actitud positiva y llena de optimismo frente a esta situación favorece la recuperación y control de la enfermedad en los pacientes.
Dijo que en estos dos casos continuará documentando e investigando la relación que existen entre uno y otro factor.
“La presencia de la diabetes en la sociedad mexicana es contundente, por lo que me parece pertinente sugerir que se podría generar un cambio a ese nivel como medida de prevención de este padecimiento, el cual tiene sus orígenes precisamente en costumbres alimenticias y en esquemas de relación familiar o afectiva que la favorecen”.
La investigadora Irma Herrera añadió que el crecimiento en el número de enfermos de diabetes demuestra que la sociedad mexicana posee costumbres y características que favorecen la aparición de este padecimiento.
Herrera participó en el IX Congreso Salud-Enfermedad. De la Prehistoria al Siglo XXI, en el cual presentó la ponencia titulada “El proceso de construcción de la diabetes”, con los avances de su investigación sobre dicho padecimiento, cada vez más frecuente en México.
La investigadora dio a conocer que México ocupa el lugar número siete a nivel mundial en pacientes con este mal, aunque se tiene proyectado que para el 2007 pase a la quinta posición.
Mientras que la diabetes se ha convertido en la principal causa de muerte en el país. Por ello, su trabajo enfoca el problema desde una perspectiva antropológica, para generar diversos aportes que complemente, la atención médica que se le da a este padecimiento.
Algunos de los primeros resultados obtenidos por la investigadora se refieren a la necesidad de reconocer todos los elementos vinculados a la enfermedad, que van desde los físicos hasta los emocionales.
“En años recientes se han dado una serie de cambios sociales que se reflejan en el incremento en el número de pacientes, lo cual nos obliga a reconocer que su origen proviene de diversas causas, algunas de las cuales no se han reconocido como tales”, agregó la fuente.
Herrera señaló que hasta el momento, la estrategia seguida por los servicios de salud pública se han dividido en cuatro etapas: prevención, tratamiento de segundo nivel y el hospitalario de segundo y tercer nivel. Pero el resultado no es alentador.
“La investigación que desarrollo intenta generar diversas miradas que se suman a las de la medicina alópata, la cual considera a la diabetes como un conjunto de enfermedades degenerativas, a partir de lo cual se da el tratamiento correspondiente para el enfermo”, subrayó.
“Ante las circunstancias de crecimiento, la perspectiva histórica se ofrece como una lectura moderna y amplia del origen del padecimiento y su posible tratamiento.
Se trata de hacer una lectura de las causas y el tratamiento que vaya más allá de la perspectiva médica, sin descartar su importancia en la atención de este tipo de casos”, aseveró.
Herrera dijo que desde ese punto de vista, es necesario reconocer la relación entre el devenir histórico y la vida cotidiana de las personas, pues los movimientos sociales, económicos y hasta los culturales definen diversos hábitos en las sociedades que se reflejan en su estado de salud físico.
De este modo, se puede considerar que el cuerpo de una persona es un microcosmos que está en contacto con el macrocosmos; que su vida amorosa y emotiva influye en su salud. Por lo tanto, el cuidado de lo externo tiene qué ver con lo interno; se trata de ver a un ser unificado en cuerpo, mente y espíritu.
A partir de esa idea la investigadora propuso entrar en el universo del diabético para conocer cuáles son las características de su padecimiento y el origen del mismo, puesto que la medicina alópata no ha podido determinar con precisión las causas que la provocan.
“En el estudio y a partir de una serie de entrevistas con personas de la tercera edad en su mayoría, pudimos establecer una serie de patrones que el propio enfermo refirió como detonante de la enfermedad”, adujo.
Comentó que los médicos señalan que el sobre peso, una dieta rica en grasas, colesterol y azúcares, así como el aspecto hereditario, son algunas de las principales causas. Mientras que los pacientes agregan elementos como el enojo y el estrés, que también son aceptados clínicamente.
“Por tanto, si aceptamos que una conducta previa determinada en la que la persona incurrió en esos excesos es el origen de su padecimiento actual, entonces un cambio de vida en sentido opuesto se ofrece como una alternativa de control eficiente.
Hemos documentado casos en los que la persona fallece de manera impresionante en sólo unas semanas o meses, al saber que padece diabetes”, precisó. Herrera señaló que también encontró casos en los que una actitud positiva y llena de optimismo frente a esta situación favorece la recuperación y control de la enfermedad en los pacientes.
Dijo que en estos dos casos continuará documentando e investigando la relación que existen entre uno y otro factor.
“La presencia de la diabetes en la sociedad mexicana es contundente, por lo que me parece pertinente sugerir que se podría generar un cambio a ese nivel como medida de prevención de este padecimiento, el cual tiene sus orígenes precisamente en costumbres alimenticias y en esquemas de relación familiar o afectiva que la favorecen”.